Tiene ganas de llorar. Se levanta la camiseta y se acaricia el vientre. Luego se inclina sujetándose con fuerza contra la pared. Sus manos quedan impresas en los brillantes azulejos. El agua cae con fuerza, la suficiente para ocultar el sonido de su esfuerzo. El ruido de sus arcadas.Su estómago se vacía poco a poco, a medida que su garganta se desgarra en aquella tarde calurosa de junio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario