sábado, 11 de diciembre de 2010
Siviglia
En certa manera, sóc semblant al patètic monstre creat pel doctor Frankestein. No em sent prtícip d'aquest món xicotet i mesquí on he nascut, no pertany enlloc i no tinc res en comú amb aquells a qui, per classe i condició, hauria de considerar els meus iguals. Malauradament, tal com li passa a la criatura del relat, el preu que he de pagar per ser diferent de la resta és la solitud. Des del mirador on sóc albir en s'horitzó blau-gris del mar, i em dic a mi mateixa que allí a l'altra vora de l'oceà, s'hi troba el meu anhel secret, la meua llibertat.
viernes, 10 de diciembre de 2010
Show de abrigos
Es duro ver que pasen los días y no poder decirte nada. Aguantarse eso que siento las 24 horas del día sin saber que respuesta recibiré a cambio. Lo único que sé es que a veces mandaría todo a paseo, pero al fin y al cabo me quedaría contigo. No podría alejarte de mí ni siquiera un poquito, porque... quiero pasarme horas y horas hablando contigo; abrazarte sin que nada se interponga entre nosotros; besarte sin tener que pensar que pasará después; querer desafiarte todos y cada uno de los días, para luchar por algo que siento únicamente ahora, y no dentro de unos años; tener que dejar de odiar esos momentos en los que dicen tu nombre y me sale esa típica sonrisa pícara, que aunque quieras quitarla es imposible; y lo que más quiero dejar de hacer es tener que dejar de luchar para admitir que te quiero sin ningún temor... Todo es evidente.
jueves, 9 de diciembre de 2010
Rey y reina
Sacó el sobre y la hoja de papel. Se la sabía de memoria. Pero las frases más significativas seguían siendo las más esenciales, las que encerraban todos los porqués.
"Tus labios sellaron un montón de heridas" Pero, ¿que heridas?
"Los sueños son traidores" ¿Por qué?
"Hay muchas cosas que no cambian, aunque el amor, las haga más llevaderas" ¿A qué se refiere y de qué habla?
"Por mucho que escriba y escriba, no lo entenderás" ¿Tan difícil era de entender?
"No era mi intención, pero ha sucedido" ¡Nadie quiere o no quiere enamorarse, simplemente sucede!
"No es tan sencillo y no quiero hacerte daño" ¡El amor es sencillamente complicado!
"Tengo heridas invisibles en el alma" ¿Y quién no?
"Soy un cobarde" ¿Le hablaba de cobardía precisamente a ella?
"Tenía que haberme ido antes, sin llegar a esto" ¿Sin llegar a esto, a enamorarse?
"Supongo que lo tendré merecido, por jugar con el destino" ¿Destino?
"Tus labios sellaron un montón de heridas" Pero, ¿que heridas?
"Los sueños son traidores" ¿Por qué?
"Hay muchas cosas que no cambian, aunque el amor, las haga más llevaderas" ¿A qué se refiere y de qué habla?
"Por mucho que escriba y escriba, no lo entenderás" ¿Tan difícil era de entender?
"No era mi intención, pero ha sucedido" ¡Nadie quiere o no quiere enamorarse, simplemente sucede!
"No es tan sencillo y no quiero hacerte daño" ¡El amor es sencillamente complicado!
"Tengo heridas invisibles en el alma" ¿Y quién no?
"Soy un cobarde" ¿Le hablaba de cobardía precisamente a ella?
"Tenía que haberme ido antes, sin llegar a esto" ¿Sin llegar a esto, a enamorarse?
"Supongo que lo tendré merecido, por jugar con el destino" ¿Destino?
miércoles, 8 de diciembre de 2010
Punto Grosso
Querida Montse: No sé muy bien cómo empezar estas líneas, ni qué decirte en ellas,sobre todo ara no hacerte ningún daño. Anoche, cuando me oí a mí mismo decirte lo que llevo en mi corazón, me asusté mucho, tuve miedo. Todo desapareció cuando nos besamos y entonces supe que hasta el más extraordinario de los sueños es posible si se ama. Tus labios sellaron un montón de heridas y el tiempo dejó de contar para mí. Lo que buscaba, lo que necesitaba estaba allí, en ese momento preciso. Y cuando te fuiste, me quedé flotando en una hermosa nube de colores. Eso fue anoche. Pero a lo largo de una noche sin dormir, como acabo de pasar, he comprendido que los sueños son traidores, porque a veces te anestesian y, al despertar de ellos, todo vuelve a ser como era antes. Hay muchas cosas que no cambian, aunque el amor, siempre él, las haga más llevaderas. Te estarás preguntando a qué viene esto, qué pasa, pero por mucho que escriba y escriba, no lo entenderás. Casi ni lo entiendo yo mismo. Hay una verdad: te quiero. Me he enamorado de ti. No era mi intención, pero ha sucedido. Verte fue sentirme atraído por ti, y conocerte, desear dártelo todo. Sin embargo, no es tan sencillo y no quiero hacerte daño. Ya te lo han hecho antes, así que es mejor no seguir con esto. También a mí me han hecho mucho daño y tengo heridas invisibles en el alma. Soy un cobarde, lo reconozco. Pero no puedo decirte más. La culpa es mía y sólo mía. Tenía que haberme ido antes, sin llegar a esto. Eres especial y mereces toda la felicidad que, estoy seguro, no tardarás en encontrar. Yo, probablemente, no conoceré ya a nadie como tú. Supongo que lo tendré merecido, por jugar con el destino.
Gracias por darme una esperanza. Te quiero.
Sergio.
Gracias por darme una esperanza. Te quiero.
Sergio.
martes, 7 de diciembre de 2010
Pull and bear collection
Abrió los ojos y se quedó inmóvil, en la cama, apenas cubierta por el revoltillo de la sábana. Miró el techo, pero no lo vio. El techo no existía. La realidad estaba más allá de él, en forma de cielo azul. Alzó una mano y fue como si pudiera tocarlo. Tocarlo y sentirlo. Llevarlo hasta dentro de sí misma.
-¡Dios!- suspiró
Era cierto, no lo había soñado. Además, sus sueños solían tener forma de pesadillas, no de besos o de felicidad agazapada a flor de piel. Bajó la mano y se tocó los labios con la yema del dedo corazón. Lo hizo con suavidad, para no borrar la huella de aquel beso, su único beso antes de salir disparada escaleras arriba. Había sido suficiente para llenarla, para hacerla sentir saciada, más feliz de lo que había sido jamás. El resto de la noche no había importado, aunque sus padres y sus hermanos tuvieron que preguntarle qué le pasaba, porque no paraba de hablar, reír, gritar. Le habría gustado decírselo, anunciarlo a los cuatro vientos, pero eso hubiera sido demasiado. Le pertenecía a ella y sólo a ella. Bueno, a ella y a él.
-Sergio- musitó.
Todo había sido tan imprevisto. Todo, tan rápido. Todo, tan increíble. Tal vez sí. Tal vez la vida estuviese en deuda con ella y empezara a pagarle. Se había enamorado. Así de fácil, sin problemas. Lo único que tenía que hacer era aceptarlo. Creerlo.
-Sergio.
Se pellizcó ara estar segura. Le hizo daño y se alegró de ello.Después continuó en la cama, arropada por el silencio, disfrutando de la paz del primer día del resto de su vida. Cerraba los ojos y ahí estaba él. Los abría y lo mismo. Había una justicia. Se los interrogantes de su agonía, de los <<por qué yo>>, a los <<por fin yo>>, a la confirmación de su felicidad. La vida era una cosa muy rara.
-Sergio- suspiró por tercera vez con un murmullo.
Recomiendo este blog: http://armariodelego.blogspot.com/
-¡Dios!- suspiró
Era cierto, no lo había soñado. Además, sus sueños solían tener forma de pesadillas, no de besos o de felicidad agazapada a flor de piel. Bajó la mano y se tocó los labios con la yema del dedo corazón. Lo hizo con suavidad, para no borrar la huella de aquel beso, su único beso antes de salir disparada escaleras arriba. Había sido suficiente para llenarla, para hacerla sentir saciada, más feliz de lo que había sido jamás. El resto de la noche no había importado, aunque sus padres y sus hermanos tuvieron que preguntarle qué le pasaba, porque no paraba de hablar, reír, gritar. Le habría gustado decírselo, anunciarlo a los cuatro vientos, pero eso hubiera sido demasiado. Le pertenecía a ella y sólo a ella. Bueno, a ella y a él.
-Sergio- musitó.
Todo había sido tan imprevisto. Todo, tan rápido. Todo, tan increíble. Tal vez sí. Tal vez la vida estuviese en deuda con ella y empezara a pagarle. Se había enamorado. Así de fácil, sin problemas. Lo único que tenía que hacer era aceptarlo. Creerlo.
-Sergio.
Se pellizcó ara estar segura. Le hizo daño y se alegró de ello.Después continuó en la cama, arropada por el silencio, disfrutando de la paz del primer día del resto de su vida. Cerraba los ojos y ahí estaba él. Los abría y lo mismo. Había una justicia. Se los interrogantes de su agonía, de los <<por qué yo>>, a los <<por fin yo>>, a la confirmación de su felicidad. La vida era una cosa muy rara.
-Sergio- suspiró por tercera vez con un murmullo.
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