sábado, 25 de septiembre de 2010

Nueva sesión. Iremos subiendo las fotos en varias entradas.

BPM, Bits por Minuto, latidos por minuto, sin aguantarse, con el ritmo, el minutero hace correr la pista. Jungle 170 bpm, Techno 140 bpm, House 120 bpm, eso que prefiero esta noche esta entre 60 y 90, ese donde te detienes a escuchar eso que te da ritmo y te hace mover la cabeza, cuando corres a 120, el latido en el cual se basan todos los latidos del mundo, el bpm del corazón, él tu pista personal, nunca dejes de bailar con él, a veces está detrás, a veces está frente a tí, pero nunca dejes de soñar con nuevos sonidos, lograr nuevos bits, nuevos ruidos de motor, para mezclarlos con el caos que tienes adentro.
























viernes, 24 de septiembre de 2010

Dos personas

Te amo, pero no estoy enamorada de ti. Esta es una falsa distinción. Una falacia pura y dura, si se para uno a pensarlo detenidamente. Amar es amar. Lo que en realidad conlleva <<estar enamorado>> es obsesión, adicción, encaprichamiento, no es amor en si. <<Estar enamorado>> es una declaración de las necesidades y deseos propios que no un intento de satisfacer los del otro. El amor verdadero, sin embargo, es un puente entre dos personas.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Cambiar..

Cuando nos transformamos, no dejamos de hacerlo nunca. Cambiamos. No completamente, pero nos adaptamos mas o menos a nuestra forma o a nuestros nuevos sentimientos. Lo más difícil en este proceso natural es dejarse llevar y permitir que ocurra. Hay un momento y un lugar para cada cosa. Un momento en la vida para ser alguien, y luego una vez pasado, un oportunidad para transformarse en alguien más. Y, is tenemos suerte, hay también un momento para amar a una persona y, transformarse en persona amada.

martes, 21 de septiembre de 2010

A todos nos utilizan en un momento u otro de nuestra vida. Es más, a menudo lo aceptamos con gusto. Es un trato que se hace para conseguir lo que se quiere o lo que se necesita: un trayecto en coche hasta el instituto, una entrada para el partido, una cita con un tío bueno, una invitación a una fiesta. En definitiva, una transacción justa y consensuada... las más de las veces. Pero sentirte utilizado es otra cosa. En ese caso, no eres más que un instrumento de la ambición del otro. Espectador entre el público y testigo mudo de su fantasía.