jueves, 30 de diciembre de 2010

Nikon 3100

-Coge esa maleta que está sobre la butaca y vuelve a tu casa.
Se puso el pantalón, la camisa y la chaqueta, y no se molestó en atarse los cordones de los zapatos. Se acercó a Julia, le tendió la mano y la atrajo hacia sí para abrazarla.
-Esta noche cojo un avión para Mogadiscio, ya sé que allí pensaré todo el tiempo en ti. No te preocupes, no te arrepientas de nada, he esperado vivir este momento tantas veces que ya no puedo contarlas, y ha sido magnífico, amor mío. Poder llamarte así una vez más, una sola vez nada más, era algo con lo que ya no me atrevía a soñar. Has sido y serás siempre la mujer más hermosa de mi vida, la que me dio mis recuerdos más bellos, y eso ya es mucho. Sólo te pido una cosa: júrame que serás feliz.
Él la besó con ternura y se marchó sin mirar atrás.


miércoles, 29 de diciembre de 2010

:)

Entras en esta habitación, tu silueta se recorta en este rayo de luz que inventa la puerta que entornas. Oigo avanzar tus pasos hacia mí. Conozco bien los rasgos de tu rostro, a veces busco tu nombre, conozco tu olor familiar, puesto que me sienta bien. Sólo esa fragancia especial me aleja de esta inquietud que me atenaza desde hace tan largos días. Debes de ser esa muchacha que viene a menudo al caer la tarde, entonces la noche debe de estar cerca puesto que avanzas hasta mi cama. Tus palabras son dulces, más tranquilas que las del hombre del mediodía. A él también lo creo cuando dice que me ama, puesto que parece querer que esté bien. Sus gestos son los que son dulces; a veces se levanta y va hacia la otra luz que domina los árboles al otro lado de la ventana; a veces apoya la cabeza en ella y llora por una pena que yo no entiendo. Me llama por un nombre que tampoco conozco pero que vuelvo a hacer mío cada instante, sólo para complacerlo. Tengo que confesarte que cuando le sonrío al llamarme por ese nombre lo noto como más despreocupado. Entonces le sonrío también para agradecerle el haberme alimentado. Te has sentado junto a mí, en el borde de la cama. Sigo con la mirada los dedos finos de tu mano, que acarician mi frente. Ya no tengo miedo. No dejas de llamarme, y leo en tus ojos que tú también quieres que te dé un nombre. Pero en tus ojos ya no hay tristeza, por eso me gusta tu visita. Cierro los míos cuando tu muñeca pasa por encima de mi nariz. Tu piel huele a mi infancia, ¿o era la tuya? Eres mi hija, amor mío, ahora lo sé, y durante algunos segundos más todavía. Tantas cosas que decirte y tan poco tiempo. Quisiera que rieras, mi vida, que corras a decirle a tu padre, que va a esconderse a la ventana para llorar, que no llore más, que lo reconozco a veces, dile que sé quién es, dile que recuerdo cómo nos hemos amado puesto que lo amo cada vez que viene a verme.











martes, 28 de diciembre de 2010

ppp!

Por ti siempre fui lo que jamás imagine... Fuerte, valiente, echada para alante, lanzada. Y lo volvería a ser mil y una vez si fuera necesario. Nunca me creí capaz de afrontar mis miedos, pero por tí tuve que hacerlo y así lo hice. Hice lo impensable, a pesar del miedo a las repercusiones que ello pudiera conllevar. De todas formas todo ello no fue suficiente, no supe ser lo bastante buena para ti.






















lunes, 27 de diciembre de 2010

No se que haría sin ti

¿Serías capaz durante siete años de entregarte a alguien sin reservas, de darlo todo, sin límites, sin dudas ni temores, sabiendo que esa persona a la que quieres más que a nada en el mundo olvidará casi todo lo que habréis vivido juntos? ¿Aceptarías que tus atenciones, tus gestos de amor se borraran de su memoria, y que la naturaleza, a la que le horroriza el vacío, llenara un día esa amnesia con reproches y anhelos cumplidos? Consciente de que todo ello es inevitable, encontrarías pese a todo la fuerza de levantarte en mitad de la noche cuando la persona a la que quieres tiene sed, o simplemente una pesadilla? ¿Tendrías ganas todas las mañanas, de prepararle el desayuno, de velar por distraerla todo el día, divertirla, leerle cuentos cuando se aburra, cantarle canciones, salir porque necesitará que le dé el aire, incluso cuando hace un frío helador? Y, al llegar la noche, ¿ignorarás el cansancio, irás a sentarte al pie de su cama para aplacar sus miedos y hablarle de un porvenir que, irremediablemente, vivirá lejos de ti? Si tu respuesta a cada una de esas preguntas es sí, entonces pordóname por haberte juzgado mal, sabes de verdad lo que es amar.