miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sigue lloviendo...

Se quedo atónita ante aquello, petrificada, como si algo la agarrara por los pies. Se veía incapaz de hacer nada. Intentó cambiar de tema, pero ahí seguía, sentía todas y cada una de las gotas. Los truenos le hacían temblar las piernas y producían un tic constante. Decidió mirarle...contárselo...
-Está lloviendo dentro de mi, tengo una nube en el cráneo y el agua se desliza por mis venas, me desespero. No se lloverme, me derramo y me mojo. No aguanto...
-Lo sé-contestó él-, ayer te ví acurrucada tronando...ten mi paraguas.
Se abrazaron fuerte y ella estalló como un globo de agua en las manos de un niño. Desde aquello, no es la misma.

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