viernes, 7 de enero de 2011

Locura, gente, colas, desastre, ropa desordenada.. sí, son las REBAJAS, por fin han llegado.

Mientras lo envuelve en papel de seda, abro el bolso y busco la Visa con gesto decicido, pero mis dedos sólo encuentran el cuero. Sorprendida, empiezo a rebuscar por todos los bolsillos y compartimentos preguntándome si la habré metido en otro sitio, cuando, de pronto, me acuerdo de que la he dejado en mi mesa. ¿Cómo he podido ser tan idota? ¿Cómo he podido olvidármela en la oficina? ¿En qué estaría pensando?
La rubia está guardando el pañuelo en uno de los estuches de Denny and George. El corazón me va a mil. Es el último pañuelo que queda en la tienda. ¿Qué hago?
- ¿Cómo quieres pagar?- pregunta con amabilidad.
Me pongo roja como un tomate.
- Acabo de darme cuenta de que me he dejado la Visa en la oficina- tartamudeo.
- Ah - dice cambiando el tono.
- ¿Puedes guardármelo?
- ¿Hasta cuándo?
- Esta tarde, hasta esta tarde.. ¿A qué hora cerrais?
- A las seis.
- Puedes guardármelo hasta esa hora?
- Bueno, lo dejaré en el mostrador.
- Bien, ¡muchas gracias!
Una mezcla de alivio y adrenalina me reocrre el cuerpo. Salgo corriendo de la tienda en dirección al trabajo. ¡Que la rueda de prensa no dure mucho! ¡Que las preguntas no se alarguen! ¡Dios mío, que pueda comprarme ese pañuelo!

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